Movilidad urbana y metropolitana

1 INTRODUCCIÓN

El transporte es una actividad fundamental para el desarrollo de la economía. Además de garantizar la movilidad de las personas, resulta imprescindible para el aprovisionamiento y la distribución de mercancías, la exportación de bienes y el desarrollo de la industria del turismo. El sistema de transporte está, por tanto, muy ligado a la competitividad y productividad de sectores importantes de la economía, además de constituir un elemento de cohesión social y territorial.

En el ámbito metropolitano, la movilidad entendida como el conjunto de desplazamientos de personas y mercancías que se producen en su entorno, garantiza los desplazamientos cotidianos de los ciudadanos –tanto los obligados para acudir diariamente a sus puestos de trabajo o centros de estudio, como los desplazamientos por otros motivos– y permite satisfacer las necesidades de abastecimiento de la ciudad y también, parcialmente, el transporte de los bienes producidos dentro de la ciudad hacia el exterior. Ambos tipos de movilidad, de los ciudadanos y de las mercancías, se producen en las ciudades y deben convivir con el resto de las funciones urbanas.

Asimismo, la movilidad urbana y metropolitana es especialmente relevante en el desarrollo de las ciudades y en la calidad de vida de los ciudadanos, posibilitando el crecimiento y la creación de empleo1. Constituye un elemento esencial de cohesión e inserción social, de modo que las políticas están cada vez más orientadas a ofrecer el acceso a soluciones de movilidad de forma equitativa y con independencia de las circunstancias socioeconómicas, de edad, género o discapacidad. Y es precisamente el sistema de transporte de las ciudades el instrumento sobre el que reside y se articula esta movilidad.

La movilidad en las ciudades ha ido evolucionando en paralelo al desarrollo de las grandes áreas metropolitanas, basadas en un núcleo central y una órbita de ciudades satélites con múltiples relaciones de dependencia con la urbe principal. Este fenómeno de dispersión, que continúa produciéndose en la actualidad en numerosas ciudades españolas, unido al aumento de la población urbana, es posiblemente uno de los factores que más influye en el aumento de la movilidad metropolitana y en un mayor uso del vehículo privado frente a otras soluciones más eficientes y sostenibles. De hecho, las previsiones a nivel global2 señalan que la demanda de transporte urbano de pasajeros crecerá intensamente en los próximos años (un 60-70% para 2050) y que este aumento de demanda será más relevante en el caso de la movilidad motorizada (un aumento del 94% entre 2015 y 2050).

La actividad del transporte produce, no obstante, una serie de impactos negativos o externalidades: emisiones de gases contaminantes y de efecto invernadero, ruido, accidentes, congestión, etc. que repercuten fundamentalmente y de forma negativa en la salud y la calidad de vida de los ciudadanos, la economía, y el clima del planeta. Las áreas metropolitanas y, principalmente, los centros urbanos son polos de generación de actividad y, por tanto, de movilidad, de manera que los impactos negativos asociados al transporte se concentran en ellos.

Las actividades que se desarrollan en las ciudades –industria, tráfico rodado, calefacciones, etc.– generan gases contaminantes y gases de efecto invernadero. Muchas ciudades presentan altas concentraciones de contaminantes en el aire que se derivan –en gran medida, pero no exclusivamente– del tráfico rodado, como son las partículas (PM) y los óxidos de nitrógeno (NOx), y ello a pesar de la mejora de los combustibles, la evolución de los estándares de emisión de los vehículos y el uso de tecnologías más limpias de la última década. Esta concentración de gases contaminantes en las ciudades tiene como consecuencia el empeoramiento de la calidad del aire en estos entornos –es decir, su efecto es local–, lo que afecta negativamente a la salud de sus habitantes.

Asimismo, la quema de combustibles fósiles que se produce con el uso de vehículos con motores de combustión genera también emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), fundamentalmente dióxido de carbono (CO2). La actividad del transporte –considerando todos los modos y todos los ámbitos: urbano, interurbano y rural– es una de las que más contribuye a las emisiones de GEI, junto con la industria y la agricultura, pues supone el 26,1% del total de las emisiones de GEI en España. Y la movilidad en las áreas metropolitanas españolas genera una tercera parte de estas emisiones del transporte3. A diferencia de las emisiones de los gases contaminantes mencionadas en el párrafo anterior –de efecto local–, el efecto de las emisiones de GEI se produce a largo plazo y a escala global, de manera que contribuyen al calentamiento de la atmósfera y al cambio climático.

La contaminación acústica es otro de los impactos del transporte que se acentúa en las ciudades, siendo el tráfico rodado la fuente de ruido más extendida (el 80% del ruido en las ciudades proviene del tráfico rodado4), seguida por el tráfico aéreo y ferroviario.

Por otro lado, la llegada de las nuevas tecnologías y la digitalización ha supuesto una transformación radical del transporte y la movilidad. No sólo está siendo esencial para la mejora de la seguridad y de la eficiencia del transporte, sino que está favoreciendo la aparición de nuevos servicios de movilidad que están cambiando la forma en la que los ciudadanos y las mercancías se mueven. Muchas de estas nuevas tecnologías y sistemas pueden contribuir además a la descarbonización del transporte. Igualmente, la tecnología también ha sido fundamental para la aparición del comercio electrónico, que ha modificado los hábitos de consumo de los ciudadanos y está transformando la distribución urbana de mercancías. Si bien, esta transformación también plantea nuevos retos.

Cabe reconocer que el proceso de globalización actual ha sido posible, en gran medida, por la utilización de modernos modos de transporte unidos a sofisticados sistemas telemáticos. La aparición de la micrologística, clave en el e-commerce y asociada a todo un conjunto de posibles alternativas (los modernos drones, la utilización no convencional de modos de transporte público como el metro o el tranvía, los túneles subterráneos, etc.) están teniendo ya, y tendrán en el futuro, un mayor impacto aún sobre las ciudades.

En definitiva, en estos últimos años el transporte y la movilidad están siendo protagonistas de transformaciones disruptivas sin precedentes, con dos vectores de cambio principales: la descarbonización del transporte en el marco del objetivo general de descarbonización de la economía a largo plazo (2050), y la introducción de nuevas tecnologías y la digitalización de la movilidad. Esta situación se une, en las áreas metropolitanas, al fenómeno de expansión y de concentración y crecimiento de actividad que se está produciendo a nivel global en las grandes urbes, y a las nuevas pautas de movilidad que se están generando en este ámbito.

En este contexto de transformación, la movilidad en las áreas metropolitanas supone un auténtico desafío, a la vez que tiene un papel crucial para lograr ciudades más sostenibles. En el marco de Agenda 2030 sobre el Desarrollo Sostenible aprobada por las Naciones Unidas, se incluye el transporte como parte de los objetivos esenciales de desarrollo, y concretamente, el indicador ODS5 11.2 establece de aquí a 2030, el objetivo de “proporcionar acceso a sistemas de transporte seguros, asequibles, accesibles y sostenibles para todos y mejorar la seguridad vial, en particular mediante la ampliación del transporte público, prestando especial atención a las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad, las mujeres, los niños, las personas con discapacidad y las personas de edad”.

En resumen, la movilidad urbana y metropolitana está siendo testigo –y lo será aún más en el futuro– de profundos cambios y transformaciones. Y, en este escenario, para poder satisfacer las necesidades de movilidad en las ciudades, están surgiendo nuevos planteamientos que tratan de adaptar los enfoques del pasado a este nuevo paradigma. Por este motivo, este año se ha decidido desarrollar este informe monográfico del OTLE sobre esta temática, que se ha estructurado de la siguiente manera:

·         El capítulo 2 presenta el contexto actual y previsto sobre la evolución de la sociedad, la movilidad y las ciudades.

·         En el capítulo 3 se describe la movilidad metropolitana como un sistema cuya finalidad es satisfacer las necesidades de movilidad de ciudadanos y posibilitar el desplazamiento de las mercancías.

·         En el capítulo 4 se profundiza sobre la relevancia que tiene la movilidad urbana y metropolitana en nuestro país desde las perspectivas económica y social, a partir del análisis de datos de infraestructuras, servicios, demanda, externalidades, etc.

·         En el capítulo 5 se incluyen las principales tendencias de la movilidad urbana y metropolitana, y se identifican una serie de buenas prácticas.

·         Por último, el capítulo 6 destaca, a modo de resumen, los elementos que conforman el panorama actual de la movilidad metropolitana en España, así como los retos que se derivan del mismo.

Como es habitual en los distintos informes monográficos que se han elaborado en el OTLE, el objetivo de este informe no consiste en plantear una descripción técnica detallada de los distintos temas propuestos. El propósito principal es poder ofrecer al lector una visión general de la movilidad metropolitana en nuestro país, la importancia que ésta ha adquirido en los últimos años, y las principales tendencias que se vislumbran a futuro.

No puede completarse esta introducción sin agradecer, desde la Secretaría General de Transportes y Movilidad y el equipo de la División de Estudios y Tecnología del Transporte del Ministerio de Transportes Movilidad y Agenda Urbana, la colaboración de la Autoridad del Transporte Metropolitano de Barcelona, la Autoridad del Transporte Metropolitano de Valencia, la Autoridad Territorial del Transporte de Gipuzkoa, el Consorcio de Transporte Metropolitano Área de Granada, el Consorcio de Transporte Metropolitano Área de Málaga, el Consorcio de Transporte Metropolitano Área de Sevilla, el Consorcio de Transportes del Área de Zaragoza, la Mancomunidad de la Comarca de Pamplona y otras Autoridades de Transporte Público, así como la participación de diferentes centros directivos del propio Ministerio, quienes han aportado contenidos, ideas y sugerencias al documento.

 

  • 1 The future of cities: Opportunities, challenges and the way forward. European Commission, Joint Research Centre (2019)
  • 2 International Transport Forum (2017), ITF Transport Outlook 2017, OECD Publishing, Paris.
  • 3 Sistema Español de Inventario y Proyecciones de Emisiones a la Atmósfera de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos. Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
  • 4 Estudio “Ruido y Salud” elaborado por DKV, GAES y ECODES (2012)
  • 5 ODS: Objetivos de Desarrollo Sostenible