Movilidad urbana y metropolitana

5 TENDENCIAS, MEDIDAS Y BUENAS PRÁCTICAS EN EL ÁMBITO DE LA MOVILIDAD METROPOLITANA

La movilidad sostenible es aquella “capaz de satisfacer las necesidades de la sociedad de moverse libremente, acceder, comunicarse, comercializar o establecer relaciones sin sacrificar otros valores humanos o ecológicos básicos actuales o del futuro”47, es decir, sin comprometer el bienestar de las generaciones futuras.

Para determinar el nivel de sostenibilidad de un modelo de movilidad concreto conviene centrarse en una serie de aspectos o principios básicos determinantes, como son la eficiencia y la seguridad, la accesibilidad universal o la calidad de vida de los ciudadanos. El principal objetivo de la movilidad sostenible es mejorar la eficiencia en el transporte en términos económicos, sociales y ambientales, optimizando recursos y fomentando el uso de los modos de transporte más respetuosos con el medio ambiente, como son los modos no motorizados (a pie o en bicicleta), y el transporte público colectivo.

Otro de los objetivos básicos de la movilidad sostenible es reducir el riesgo de accidentes, poniendo especial interés en la protección de los colectivos más vulnerables, como son los peatones y ciclistas. A su vez, trata de garantizar el acceso universal al sistema de transporte a todos los ciudadanos, en especial a determinados colectivos con necesidades especiales, como son los mayores o las personas con movilidad reducida. Por último, la movilidad sostenible garantiza una mayor calidad de vida de los ciudadanos, un aire más limpio, da valor al tiempo perdido en congestiones de tráfico e internaliza los costes sociales y ambientales derivados del transporte. En la figura 4 a continuación se muestra un esquema del concepto de movilidad sostenible.

Figura 4. Concepto de movilidad sostenible


igura 4. Conceptode movilidad sostenible. La explicación del gráfico se detalla a continuación de la imagen.


Fuente: Elaboración propia del OTLE

La figura anterior muestra un esquema del concepto de movilidad sostenible donde se muestran las 4 partes: eficiencia (optimización de recursos, reducción de costes y de emisiones); seguridad (con la disminución del riesgo de accidentes); internalización de costes sociales y ambientales (mejora de la calidad del aire, menos ruido y menos congestión del tráfico); y la inclusión (un transporte para todos y de acceso universal).

 

No obstante, la irrupción tecnológica y los cambios sociales experimentados durante los últimos años –descritos en anteriores capítulos– han motivado la evolución del concepto de movilidad sostenible hacia lo que hoy en día se conoce como una movilidad sostenible e inteligente. Apoyándose en la tecnología, la movilidad del futuro ha de conseguir un uso más eficiente de las infraestructuras, optimizar los servicios de transporte en términos de ocupación, inclusión y eficiencia, facilitar la intermodalidad e integración entre los distintos modos, y promover la logística inteligente y una movilidad para la última milla más eficiente. Es lo que se conoce como Smart Mobility.

Una de las principales tendencias en este sentido ha sido el paso de las políticas de Push and Pull, que buscaban fomentar los modos más sostenibles a medida que trataban de disuadir a los ciudadanos en el uso del vehículo privado, hacia políticas denominadas A‑S‑I (Avoid / Shift / Improve), donde se introduce la necesidad de reducir distancias recorridas (Avoid) y se incentiva el trasvase modal hacia los modos más sostenibles (Shift), todo ello en un contexto de constante mejora tecnológica de los vehículos (Improve).

Figura 5. Visión esquematizada del enfoque A-S-I (Avoid / Shift / Improve)


igura 5. Visiónesquematizada del enfoque A-S-I (Avoid / Shift / Improve). La explicación del gráfico se detalla a continuación de la imagen.


Fuente: https://www.sutp.org

La figura anterior muestra un esquema del enfoque A-S-I (Avoid / Shift / Improve): Reducir o evita la necesidad de viajar; cambiar o mantener la proporción de modos respetuosos con el medio ambiente; y mejorar la eficiencia energética de los modos de transporte y la tecnología vehicular.

En términos generales, las estrategias “Avoid” buscan mejorar la eficiencia del sistema en su conjunto, tratando de reducir tanto la necesidad de viajar como las distancias a recorrer mediante una planificación integrada del transporte y los usos del suelo como elemento de gestión de la demanda de transporte. Un modelo de ciudad compacta, con mezcla de usos de suelo, reduce las distancias de desplazamiento, fomenta el transporte a pie y/o en bicicleta y reduce la necesidad de viajar en vehículo privado.

Las nuevas condiciones de movilidad requieren una planificación urbana que tenga en cuenta la integración física de los distintos usos del suelo para los servicios de transporte; la mejora de la logística urbana para reducir las emisiones de CO2, la integración de estrategias, políticas, disciplinas y entidades administrativas; el impulso de una producción y un consumo de ámbito más local y la imprescindible coordinación entre el sector público y el privado, entre otros aspectos.

Tal y como propone la Agenda Urbana Española es preciso fomentar el modelo de ciudad compacta, con usos mixtos del suelo y abandonar los ineficientes modelos de crecimiento disperso de décadas pasadas. También encaja en ese paradigma la búsqueda de modelos territoriales y urbanos de proximidad, porque la proximidad a las actividades, los servicios, las dotaciones, los lugares de trabajo y de ocio, permiten, en general, afrontar de manera más eficiente uno de los grandes retos actuales del urbanismo: la gestión de la movilidad y los servicios de transporte urbanos y con ellos la calidad medioambiental.

Las necesidades de suministro de los habitantes de estas ciudades de “proximidad” deberían ser cubiertas por empresas de distribución, y dicho trabajo ha de ser previsto en el diseño y en la ordenación de los espacios públicos que contenga el planeamiento urbanístico. La ya citada Agenda Urbana Española propone establecer plataformas logísticas de distribución en cada barrio y gestionar la distribución de mercancías en las zonas urbanas, maximizando los centros de consolidación/ruptura de cargas y evitando la distribución con bajo nivel de carga de furgonetas y camiones. Con ello es posible generar una accesibilidad más restringida, con vehículos más pequeños y en horarios más restringidos o más amplios según el tipo de unidad de carga.

Por su parte, las políticas “Shift” buscan mejorar la eficiencia de los viajes en las ciudades, favoreciendo –en el caso de la movilidad de viajeros– el trasvase modal desde el automóvil a los modos de transporte más sostenibles.

Finalmente, el componente “Improve” se centra en la tecnología de los vehículos para mejorar la eficiencia energética de los modos de transporte. Durante los últimos años, gran parte de los esfuerzos se han centrado en este tipo de estrategias, especialmente en la mejora de la eficiencia de los motores de combustión interna y el desarrollo de los vehículos de cero o bajas emisiones.

Si bien estas estrategias producen resultados incrementales, por sí solas no crean el cambio transformador necesario para mejorar drásticamente la movilidad en las ciudades. La tendencia actual se está centrando en el desarrollo de políticas de evitar (Avoid), basadas en el urbanismo y la planificación, y de cambiar (Shift), por ejemplo, con las restricciones de circulación de vehículos más contaminantes a los centros urbanos. Estas estrategias combinadas tienen un enorme potencial; además de los beneficios ambientales, las estrategias A‑S‑I también contribuyen a lograr ciudades más seguras, saludables y eficientes, en línea con muchos de los propósitos establecidos por la comunidad internacional en la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Otra de las principales tendencias en el sector es el cambio de enfoque en las políticas inversoras, que en la actualidad apuestan más por soluciones de movilidad basadas en la mejora y optimización de lo existente antes que en el desarrollo de nuevas infraestructuras y servicios que suponen grandes inversiones. Este enfoque se apoya en mayor medida en la implementación de tecnologías que permitan optimizar los servicios y mejorar la gestión de la demanda de transporte y, por otro, en la conservación de las infraestructuras y en la mejora de su eficiencia y capacidad.

Las políticas públicas desarrolladas en el ámbito de la movilidad se pueden diferenciar asimismo según el organismo que las promueve. A nivel estatal, en el ámbito de actuación de una administración con competencias limitadas en la movilidad metropolitana, las políticas se centran mayoritariamente en impulsar, coordinar y establecer recomendaciones y líneas estratégicas que aborden las principales cuestiones que caracterizan y condicionan la movilidad, en un marco de respeto a las competencias de otras administraciones. Mientras que, a nivel municipal, donde las Entidades Locales tienen atribuidas por ley48 las competencias en materia de urbanismo, tráfico, estacionamiento de vehículos, movilidad y transporte colectivo urbano, las estrategias se convierten en regulaciones y medidas concretas con un impacto directo en la movilidad de las ciudades.

A continuación, se describen algunas experiencias o iniciativas de interés, tanto nacionales como internacionales, desarrolladas a distintos niveles y en ámbitos diferentes.

  • 47 World Business Council for Sustainable Development (WBCSD)
  • 48 Artículo 25 de la Ley Reguladora de Bases del Régimen Local.