Para alcanzar un desarrollo sostenible es necesario llevar a cabo una mejora continua de todos los aspectos ambientales involucrados en el transporte, especialmente porque es una actividad energéticamente intensa. Es por este motivo por lo que la integración de las externalidades negativas en el desarrollo del sector resulta especialmente relevante.
Como en años anteriores, y a pesar de las limitaciones de movilidad como consecuencia de la propagación de la COVID-19, tanto en la Unión Europea como en España, el transporte es el sector con mayor consumo energético, con un 28,4 % de la energía final consumida en los países de la UE-27, y un porcentaje aún mayor en España, donde en 2020 se alcanzó una participación del 36,0 %. Aunque la diferencia entre estas dos cuotas se ha reducido en 2020, aún sigue siendo casi 8 puntos superior a la media europea, debido a las características productivas de nuestra economía, con un sector agrario, agroalimentario y forestal reducido; un sector industrial centrado en los bienes de equipo y con un peso relevante de la automoción; un sector de la construcción que se ha reducido a la mitad en el último decenio y se sitúa en niveles muy por debajo de los europeos; y un sector servicios con un peso importante, que incluye el turismo, a pesar de que su participación en el Producto Interior Bruto en 2020 fue del 6,8 %, un valor muy por debajo del 12,6 % que alcanzó en 2019, debido a las restricciones por la pandemia.
Gráfico 211. Consumo de energía final en el transporte en relación con otros sectores. España y Unión Europea. 2020
Fuente: Elaboración propia del OTLE con datos de Eurostat.
El gráfico anterior muestra el consumo de energía final en el transporte en relación con otros sectores productivos en España y en la Unión Europea (UE-27), medido en porcentaje sobre el total, para el año 2020.
El modo de transporte que más peso tiene con gran diferencia es la carretera, responsable en el año 2020 del 93,8 % del consumo de energía final en el sector. Así, el consumo total de este modo durante 2020 fue de 993.047 Terajulios (TJ) (un -17,35 % menos que en 2019), frente a los 1.058.797 TJ que componen el total del transporte nacional (un -18,77 % menos que en 2019). A continuación, se muestra la evolución de los consumos de cada modo de transporte en los últimos 6 años:
Tabla 63. Consumo de energía final nacional por modo de transporte. TJ. Periodo 2015-2020
Modo de transporte | 2015 | 2016 | 2017 | 2018 | 2019 | 2020 |
Ferroviario | 16.267 | 15.832 | 15.527 | 15.840 | 15.814 | 12.49080 |
Aéreo | 34.111 | 36.752 | 38.457 | 41.485 | 42.891 | 20.794 |
Marítimo81 | 17.893 | 25.281 | 40.039 | 41.303 | 43.264 | 32.467 |
Carretera total | 1.106.750 | 1.139.919 | 1.164.763 | 1.190.517 | 1.201.523 | 993.04782 |
Carretera urbana83 | 466.773 | 483.272 | 493.641 | 502.917 | 508.069 | 413.737 |
Carretera no urbana | 639.977 | 656.648 | 671.122 | 687.600 | 693.454 | 579.310 |
Carretera no urbana - pasajeros | 410.410 | 426.119 | 417.322 | 427.422 | 431.200 | 345.945 |
Carretera no urbana - mercancías | 229.567 | 230.529 | 253.800 | 260.178 | 262.254 | 233.365 |
Total transporte nacional | 1.175.021 | 1.217.784 | 1.258.786 | 1.289.146 | 1.303.492 | 1.058.797 |
Fuente: Sistema Español de Inventario y Proyecciones de Emisiones a la Atmósfera de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) y el informe “Los Transportes y las Infraestructuras” (Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana).
Analizando la serie histórica, se observa que desde 2008, año de inicio de la crisis económica, el consumo de energía final del sector transporte se ha reducido considerablemente, pasando de 1.477.377 TJ en 2007 a 1.058.797 TJ en 2020, lo que supone una reducción del -26,1 % en 12 años. La tendencia decreciente del consumo se interrumpió entre 2013 y 2014, donde se registraron los valores más bajos de la serie analizada en todos los modos de transporte hasta 2019. A partir de 2014 el consumo se ha incrementado cada año por encima del +3 %, si bien el incremento entre 2018 y 2019 no ha sido tan acusado, ya que se ha situado en el +1 %. Entre 2019 y 2020 las limitaciones de movilidad derivadas de la crisis del COVID-19 han supuesto una reducción del consumo energético del -18,8 %.
Gráfico 212. Consumo energético del sector transporte (TJ). 2005-202084
Fuente: Elaboración propia del OTLE con datos del Sistema Español de Inventario y Proyecciones de Emisiones a la Atmósfera de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico), el informe “Los Transportes y las Infraestructuras” (Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana), el informe corporativo 2020 de Metro de Madrid, la memoria de sostenibilidad 2020 de Metro de Bilbao y la Memoria de Sostenibilidad 2021 de Transports Metropolitans de Barcelona.
El gráfico anterior muestra la evolución del consumo energético del sector transporte, medido en TeraJulios y particularizado para cada modo de transporte, para la serie temporal 2005-2020.
En 2007, el consumo de energía final por la carretera alcanzó su valor máximo, 1.343.453 TJ, si bien en los años sucesivos se redujo este consumo hasta el año 2014, momento en el que se observa un ligero crecimiento debido a un incremento en la movilidad. Esta tendencia se ha visto detenida bruscamente en el año 2020 como consecuencia de la reducción de la movilidad con motivo de la COVID-19 siendo, además, el año que menos consumo energético ha habido en este siglo.
Al objeto de profundizar en el modo carretera, a continuación, se analizan los consumos energéticos en pauta no urbana de conducción de viajeros, por un lado, y de mercancías por otro. Como puede apreciarse en el gráfico siguiente, destaca la gran variación que ha experimentado el transporte de mercancías por carretera en los últimos años: desde 2007 (máximo consumo energético) se ha experimentado una contracción del -32,14 %, que afecta directamente al decrecimiento registrado en el consumo global. El punto más bajo en cuanto al consumo se alcanzó en 2013 (213.865 TJ), si bien, en el año 2020 y a pesar de la crisis del COVID-19, el consumo se sitúa un +9,1 % por encima de ese valor mínimo.
Particularizando el análisis para el consumo del transporte de viajeros por carretera, la tendencia es mucho más constante que en las mercancías, dado que resistió los efectos de la crisis económica algunos años más. En el año 2007 también se produjo el máximo consumo energético; los años siguiente se redujo este consumo hasta en un -12,3 %, aunque a partir de 2015 y 2016 se produjo un aumento del consumo y desde entonces la tendencia es al alza, con un crecimiento medio desde 2016 hasta 2019 de un +1,27 %. En el año 2020, el consumo energético ha alcanzado su valor mínimo en este siglo (un -19,8 % respecto al 2019) debido a las particularidades en materia de movilidad causadas por la pandemia.
Gráfico 213. Consumo energético en el transporte por carretera en pauta no urbana (TJ). 2005-202085
Fuente: Elaboración propia del OTLE con datos del Sistema Español de Inventario y Proyecciones de Emisiones a la Atmósfera de gases de efecto invernadero y contaminantes atmosféricos (Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico) y el informe “Los Transportes y las Infraestructuras” (Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana).
El gráfico anterior muestra la evolución del consumo energético del transporte por carretera en pauta no urbana medido en TeraJulios, diferenciando entre viajeros y mercancías, para la serie temporal 2005-2020.
En el transporte aéreo también se ha producido una reducción muy significativa en el consumo energético debido a la crisis del COVID-19, ya que en 2020 se ha reducido este consumo un -51,5 %. En cualquier caso, conviene señalar la tendencia alcista que se estaba produciendo desde 2014, con incrementos interanuales medios del +5,56 % para el periodo 2014-2019.
Respecto al transporte marítimo, la variabilidad de la serie de datos se debe, en gran medida, al bunkering -repostaje de los buques-, lo que conduce a la falta de correlación en la estimación del consumo energético y de los tráficos, lo que se aprecia de forma especial en la desagregación del consumo energético entre la navegación de cabotaje y la navegación internacional. Por este motivo, en el análisis del consumo energético del modo marítimo se debe considerar esta circunstancia.
Finalmente, el consumo energético en el sector ferroviario, que se venía manteniendo, de manera general, muy estable desde el año 2008 (a pesar de que el tráfico había ido aumentando paulatinamente, lo que mostraba una clara mejora en la eficiencia técnica del sector y en el aumento en la electrificación de las líneas), también ha experimentado un descenso del -21,0 % en 2020 por la caída del tráfico debido a la COVID-19.